La situación en el parque de casas móviles Li’l Abner, ubicado en Miami-Dade, se ha vuelto crítica tras el inicio de las demoliciones ordenadas por las autoridades locales. Este proceso de desalojo ha causado gran preocupación y malestar entre las más de 900 familias que habitan en el lugar.
Desalojo y demoliciones: una realidad inminente
Desde el miércoles, las máquinas han comenzado a demoler las viviendas dentro del parque, marcando un punto de no retorno para los residentes que enfrentan el cierre definitivo del lugar el 19 de mayo de 2025. La venta del terreno ha empujado a los propietarios y arrendatarios a una situación desesperada, que se ha visto reflejada en su visita a la alcaldía de Sweetwater, donde expresaron su frustración y angustia por el futuro incierto que se avecina.
Un incidente que generó atención mediática
Uno de los momentos más tensos del proceso ocurrió cuando Vivian, una residente del parque, fue arrestada después de expresar sus preocupaciones sobre el polvo y el desorden ocasionado por las demoliciones. Testigos presenciales informaron que Vivian, conocida por su educación y amabilidad, se presentó en la oficina administrativa en busca de respuestas. Su intento de diálogo terminó en un altercado con las autoridades, lo que ha aumentado la ansiedad y la incertidumbre entre los habitantes de Li'l Abner.
Respuestas insuficientes ante la crisis habitacional
A pesar de que la empresa propietaria del terreno ha ofrecido un paquete compensatorio de $14,000 a aquellos que logren abandonar el parque antes del 31 de enero, muchos residentes sienten que esa cantidad es insuficiente. En un mercado inmobiliario con precios en constante ascenso, encontrar un nuevo lugar para vivir se convierte en una tarea prácticamente imposible para la mayoría.
Historias de los residentes
- Diego: Ha vivido en Li’l Abner durante 30 años y se encuentra sin un plan claro para su reubicación. “Esta ha sido mi casa por décadas. No sé cómo empezar de nuevo”, dice, reflejando el dolor de muchos otros en su situación.
- Orlando: A pesar de ser inquilino y no propietario, también siente la presión de tener que encontrar un nuevo hogar. “La demolición y el polvo son solo el principio del problema”, afirma, subrayando la gravedad de la situación.
Un futuro incierto para más de 900 familias
La comunidad de Li’l Abner enfrenta no solo la pérdida de sus hogares, sino también la inestabilidad emocional derivada de una situación tan desoladora. Con tantas familias en busca de soluciones, la preocupación persiste respecto a la falta de alternativas accesibles en el ámbito habitacional. La historia de Vivian, Diego, Orlando, y de muchos otros, resuena como un eco de la lucha por la dignidad en el hogar, mientras continúan las demoliciones que amenazan con borrar sus comunidades.