Desde muy jovencito, era menor de edad. Este año estoy cumpliendo 40 años dentro de la música y siempre he vivido de lo que me gusta, con altas y bajas; sabemos que el ámbito artístico tiene sus vaivenes y existen momentos mejores y peores, de alta exposición, de quietud y reflexión, de fuerte movimiento mediático, de sosiego y serenidad, pero siempre trabajando. No es fácil perdurar y permanecer conservando el temple y la calma ante tantas oscilaciones e irregularidades dentro de la carrera, pero tengo la suerte de contar con el cariño y la compañía del público que me ha protegido y cobijado por medio de algunas canciones mías que ya forman parte de sus propias historias de vida y que han logrado una relación afectiva que está cumpliendo 4 décadas de afecto recíproco. 

Con gran satisfacción, con salud y con la misma pasión que me caracterizó siempre; soy un tipo positivo, afronto la vida con fuerza y optimismo, a pesar de los momentos difíciles que nos toca atravesar a nivel social y económico, no me dejo vencer por los miserables que se aprovechan de las debilidades de algunos y las confusiones de otros. En un contexto crítico a nivel general, grabo dos discos nuevos, pongo la energía en la música, en los temas que me inspiraron a seguir esta profesión artística y a no bajar los brazos ante los que intentan avasallarnos y exterminarnos. 

En recrear las canciones que marcaron mi primera juventud y me incentivaron a tomar el camino interpretativo y musical. Si bien, estoy identificado con la balada y lo melódico, cosa que me encanta, mi música adolescente es el rock argentino, por eso elegí grabar temas de Luis Alberto Spinetta, Charly García, Fito Páez, Litto Nebbia, Piero, el dúo Vivencia, Serú Girán, Pastoral, Factoría, Banana, Gabriel Ogando y Alejandro Del Prado. Son artistas muy representativos de nuestra identidad musical que, además, mantienen una vigencia poética e intelectual en sus obras, extraordinaria. Los arreglos, la dirección musical y varios de los instrumentos que se tocan en los dos álbumes, pertenecen a Pablo Marino, que, además de ser un gran talento, es un amigazo total, al igual que Patricio Fontana, otro músico exquisito, a cargo de los pianos, teclados y sintetizadores. Me gusta trabajar con amigos y más si son casi hermanos elegidos de la vida como Matías Mc Cluskey, que es el productor ejecutivo y general del proyecto. 

Los sueños son los que hacen que uno tenga proyección, ganas y fuerza para seguir adelante. Mis sueños se renuevan permanentemente y hacen que sea un tipo inquieto dentro del medio. Más allá de mi vocación de músico y cantante, he desarrollado distintas facetas dentro del mundo del arte; hice programas de radio en varias etapas de mi vida, fui conductor durante tres años de un programa de televisión que se llamó “¿Qué Pasó?”, pude llevar adelante una empresa de eventos sociales y comerciales con energía y perdurabilidad, fui productor general de dos radios, tengo quince discos grabados que han obtenido reconocimientos múltiples en muchos países de habla hispana, mantengo el cariño del público en distintos lugares de Latinoamérica y mi vertiente de creador, artista y productor sigue con mucho entusiasmo y pasión, así que no me puedo quejar. Los sueños seguirán surgiendo y en la medida de lo posible, trataré de continuar cumpliéndolos.