NUEVA YORK — En un reciente anuncio, la vicealcaldesa de la Ciudad de Nueva York, Anne Williams-Isom, ha declarado que el refugio de tiendas de campaña ubicado en Randall’s Island cerrará sus puertas a finales de febrero. Este cierre, previsto para un período de cuatro meses, marca un hito significativo en la gestión de la crisis migratoria que ha afectado a la ciudad.
Disminución en la llegada de solicitantes de asilo
Con estadísticas recientes en mano, Williams-Isom mencionó que la ciudad ha experimentado 14 semanas consecutivas de descenso en la llegada de nuevos solicitantes de asilo. Este cambio es notable considerando que, en el pico de la crisis el año pasado, Nueva York recibía hasta 4,000 migrantes semanales. En contraste, la semana pasada la cifra se redujo a solo 700 llegadas.
Progreso en la gestión humanitaria
La vicealcaldesa comentó: “Hemos salido de la fase de crisis. No hemos salido del atolladero, pero creemos que estamos en una situación mucho mejor que en la primavera de 2022.” Este avance ha llevado a una disminución en la población migrante en los refugios de la ciudad, que ha pasado de más de 69,000 en enero a aproximadamente 60,000 en la actualidad.
Impacto de la administración Biden
Los funcionarios de la ciudad han atribuido este progreso, en parte, a las nuevas órdenes ejecutivas emitidas por la administración Biden para regular la afluencia de migrantes en la frontera sur. Al inicio de la crisis, tanto la ciudad como el alcalde expresaron su frustración por la falta de apoyo federal en la gestión de la situación.
Futuro de los refugios de la ciudad
A pesar del cierre de Randall’s Island, 14 sitios de admisión permanecen operativos, aunque hay planes para reducir este número. Camille Joseph Varlack, jefe de personal del alcalde, sugirió que el refugio en Hall Street, Brooklyn, podría ser el siguiente en cerrar, lo que refleja un plan de desescalada en la respuesta a la crisis.
La población de solicitantes de asilo
En el refugio de Randall’s Island, la cantidad de solicitantes de asilo alcanzó un máximo de más de 3,000, pero en la actualidad se ha reducido a 2,250. La ciudad tiene la intención de llevar a cabo una transferencia gradual de aquellos que permanecen en este refugio durante los próximos meses.
Un cambio positivo en la respuesta humanitaria
Varlack destacó la importancia de este cierre como un signo del progreso alcanzado en los últimos dos años y medio: “Para mí, esto es una manifestación tan grande del progreso que hemos logrado en los últimos dos años y medio que vamos a poder dejar una señal muy visible de esta respuesta humanitaria.”
Este cierre representa no solo una reducción en la capacidad de respuesta, sino también un cambio en el abordaje hacia la gestión de la inmigración en Nueva York, mientras la ciudad navega por las complejidades de la crisis humanitaria que ha enfrentado.