Este año, los peregrinos comenzaron a llegar durante el domingo, para aguardar a la apertura del santuario, que se produjo a las 00:00 horas del lunes, mientras la banda de la Policía interpretaba el Himno Nacional.
Es tradición que la Misa central esté presidida por el Arzobispo de Buenos Aires. En su momento, era una cita obligada para el Cardenal Jorge Bergoglio, hoy Papa Francisco, que gustaba mucho de acercarse al barrio de Liniers y compartir la Eucaristía con aquellos que ruegan por encontrar trabajo.
En esta ocasión, la Misa de las 11:00 horas estuvo presidida por el actual Arzobispo, Mons. Jorge Ignacio García Cuerva, quien en su homilía hizo referencia a un pasaje del Evangelio, en el que el discípulo Andrés le dice a Jesús: “Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados”.
A raíz del relato, propuso a los presentes pensar en ese niño, que “seguramente habrá sido como tantos niños” que van al colegio, al club, juegan en las plazas… pero también “como tantos niños que viven en la calle, que duermen en las estaciones, que juntan cartones o revuelven la basura buscando algo para comer o vender”.
“El chico del Evangelio carga cinco panes y dos pescados. Me imagino que los habrá ido juntando, los habrá ido pidiendo, y ahora los ofrece para el milagro de la multiplicación”, reflexionó el Prelado.
En ese contexto, animó a los fieles a recordar “cuando cada uno de nosotros éramos niños y teníamos esa actitud, propia de los chicos, de pedir” hasta “con gritos, con llanto, pataleando”.
Asimismo, en la primera lectura, el profeta Elías “pide un jarro de agua para beber, y luego un pedazo de pan”.
Al resaltar la actitud de pedir, Mons. García Cuerva comparó: “Como cada año, venimos a pedir a San Cayetano por más trabajo”.
En ese sentido, se refirió al índice de desempleo en Argentina en el primer trimestre de este año: 6,9% y aunque “puede ser más bajo que en otros períodos de la historia argentina”, sin embargo “soñamos con más y mejor trabajo para todos”.
“No existe peor pobreza que aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo a su pueblo”, señaló, citando la encíclica Fratelli Tutti, del Papa Francisco.
El Prelado mencionó ejemplos de “grandes laburantes [trabajadores] no siempre reconocidos ni valorados”, con trabajo mal pago, en negro y esclavo, cuyo dinero “se lo come la maldita inflación”, lamentó.
“Por eso hoy venimos a pedirle más a San Cayetano, como niños que piden y piden; y como el profeta Elías en la primera lectura; pedimos más”, sostuvo.
Además, rogó por salud, “la salud física que necesitamos para salir cada día a enfrentar la vida en la fábrica, en la oficina, en la calle, en la escuela o en el hogar; pero también la salud del corazón, la salud emocional, la salud del alma: esa salud que se recupera y cuida con ternura, con afecto, con vínculos sanos”.
“Hoy San Cayetano estamos pedigüeños: hoy, como cada 7 de agosto, te pedimos trabajo, pero vamos por más: te pedimos mejor trabajo, te pedimos mejor pan, te pedimos más salud, te pedimos paz para nuestro pueblo; y lo hacemos con mucha fe, a pesar de la exclusión, de la inflación, del desencanto y de los sueños rotos”.
Finalmente, junto al pueblo reunido en Liniers, rezó a San Cayetano con los versos de una canción de Peteco Carabajal y Teresa Parodi:
San Cayetano te pido
que tenga pan y trabajo
no nos dejes sin tu ayuda
bendito San Cayetano.
El que debe responder
no ha de ser San Cayetano
los que deben responder
están mirando a otro lado
El pueblo muy bien lo sabe
pero se aferra al milagro
en tierra quieren el premio
de algún cielo anticipado.
El olvido siempre empuja
con pena a los olvidados
buscando amparo en la fe
no conocen otro amparo…