Organizada por la Comisión Episcopal de Pastoral Social, la actividad contó con la presencia de líderes eclesiales, funcionarios políticos y personalidades de distintos ámbitos.
La apertura estuvo a cargo del Obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Mons. Oscar Ojea, quien consideró que "la primera tarea en la que debemos empeñarnos es recuperar la pertenencia a la Patria".
En ese sentido, instó a "construir juntos una comunidad que defienda la vida y el interés de todos" y no deje "a nadie afuera".
El intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro, dio la bienvenida a los presentes y destacó la importancia de que la Iglesia y la dirigencia política no se queden "al margen" de la situación social. A 40 años del retorno de la democracia, llamó a ser "ciudadanos plenos".
En la segunda jornada se abordaron temas como “Economía y trabajo”, “Justicia y seguridad”, y “Educación y desarrollo”. Los disertantes coincidieron en la necesidad de construir políticas de Estado que se basen en la escucha, el diálogo y el compromiso con los más necesitados.
En su ponencia, el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, Mons. Jorge Lugones, se refirió a la necesidad de "recrear la democracia con un oído en el pueblo".
Para empezar, recordó los valores cristianos como bases de un camino "hacia un nuevo proyecto de Nación, que haga posible un justo y solidario desarrollo de la Argentina”.
En un recorrido por los últimos 40 años, advirtió que “la democracia dejó de identificarse con la defensa de los intereses de la mayoría, del bien común, para pasar a ser una herramienta en manos de sectores de poder”.
Aparejado a este fenómeno, vino “el endeudamiento endémico que ha tenido la Argentina”, y hoy se viven "dolorosos e inaceptables índices de pobreza y altísima inflación" que afectan a sectores asalariados y de la economía social, señaló.
"Nos encontramos así ante una democracia con una percepción de falta de vigor y empatía con lo propio, que no alcanza a cobijar a todos los sectores de la Argentina", lamentó.
Por eso, llamó a los presentes a hacerse cargo de la realidad, con una escucha humilde y esperanzada que favorezca la convivencia política.
Del mismo modo, convocó a todos a participar en la tarea de "cuidar la democracia, mantenerla y enriquecerla con el aporte de cada uno".
"Necesitamos pasar de una democracia representativa a una democracia participativa", consideró el obispo.
En el documento conclusivo de la Semana Social, las prioridades consignadas fueron “la escucha, la memoria y la consolidación de la democracia, afrontando sus deudas pendientes”.
Para ello, la Comisión se refirió a demandas como "la construcción de ciudadanía plena, de ejercicio de derechos, que asegure condiciones para el bienestar de nuestro pueblo”.
Para superar la fragmentación, llamó a la “sensibilidad social, con Tierra, Techo y Trabajo, que garantice igualdad de oportunidades, con independencia económica”.
Asimismo, animó a la participación “de toda la dirigencia política, económica y social” en un nuevo pacto social, orientado hacia la cultura del encuentro.
“Necesitamos poner ‘un oído en el pueblo y otro en el Evangelio’", exhortó, convocando especialmente a los jóvenes, que son "el presente de esta democracia que viene".