Así lo indicó el prelado en su cuenta de Twitter el 9 de junio, tras la publicación del artículo “Explota al fin la bomba de una Iglesia somocista en la Nicaragua sandinista” de Religión Digital, dirigido por el ex sacerdote José Manuel Vidal.
Con la palabra “somocista” se hace referencia a la dictadura de Anastasio Somoza de la década de 1970, con quien el dictador Daniel Ortega suele vincular a los obispos católicos de Nicaragua cuando arremete contra la Iglesia en sus alocuciones.
En diciembre de 2022, por ejemplo, tras afirmar “nunca le tuve respeto a los obispos”, Ortega comentó que “la cúpula de la Iglesia Católica en Nicaragua, los obispos, todos eran somocistas, predicaban el somocismo, en nombre de Dios santificaban el somocismo”.
El texto de Religión Digital, publicado el 8 de junio, lleva las firmas de “Benjamín Forcano, Teólogo de la Liberación” y de “José M. Torres, Internacionalista”.
Entre otras cosas, señala que “no sorprende que se descubra ahora el esperpento de que la Iglesia aparece como subversiva de la Nicaragua sandinista, ofreciendo su poder institucional y religioso, a los apátridas, a los que ya salieron y a los que quedan todavía dentro con complicidad encubridora”.
La publicación indica, además, que los datos de la fiscalía de la dictadura han sido “rigurosamente contrastados, son innegables y muestran una Iglesia cómplice, muy ajena al Evangelio”, ya que “en varias diócesis se encontraron sacos que contenían 500.000 dólares” y “varios millones de dólares corrían por cuentas diocesanas a nombre de varios sacerdotes y obispos”.
Para Forcano y Torres, “la investigación” puso “al descubierto un tráfico de dinero y de bienes ilegales que llegan a la oligarquía u organizaciones criminales mediante la implicación delictiva de la Iglesia”.
En su opinión, “denunciar y controlar ese canal fraudulento y desestabilizador de Nicaragua, es responsabilidad del Gobierno sandinista, a sabiendas de que la prensa imperial lo seguirá calificando a sol y a sombra como cruel y dictatorial persecución de la Iglesia”.
Forcano y Torres también arremeten contra San Juan Pablo II por su “actitud retrógrada e imperialista” debido a su “reprobación del innovador concilio Vaticano II y la Teología de la Liberación” en América Latina.
Durante el pontificado del Papa peregrino se publicaron dos importantes instrucciones que detallan los problemas de la Teología de la Liberación, cuando el Cardenal Joseph Ratzinger, luego Papa Benedicto XVI, era prefecto de la Congregación –hoy Dicasterio– para la Doctrina de la Fe.
En agosto de 1984 el Vaticano publicó la instrucción Libertatis nuntius, que “subraya el peligro que comportaba la aceptación acrítica, realizada por algunos teólogos, de tesis y metodologías provenientes del marxismo”, como señaló el Papa Benedicto XVI en diciembre de 2009; mientras que en 1986 sacó a la luz la instrucción Libertatis conscientia, sobre libertad cristiana y liberación.
La respuesta de Mons. Báez a Religión Digital“Es una vergüenza que Religión Digital ofrezca su espacio a publicaciones como esta, absolutamente falsa, tendenciosa y ofensiva no sólo para la Iglesia de Nicaragua, sino para el pueblo nicaragüense”, escribió el Obispo Auxiliar de Managua en su cuenta de Twitter sobre el texto del portal católico español.
“¡Cuánta mentira y desfachatez sólo para defender a una dictadura criminal, ignorar a un pueblo oprimido y ofender a una Iglesia perseguida!”, exclamó Mons. Báez.
“Distorsionando la historia y desinformando de esta manera os volvéis cómplices de unos criminales que usan el poder político para oprimir a un pueblo herido y perseguir a una Iglesia que ha estado al lado de las víctimas”, denunció el prelado.
“Absolutamente inaceptable”En declaraciones a ACI Prensa el 29 de mayo, Félix Maradiaga, ex candidato presidencial y exiliado defensor de los derechos humanos, respondió a las acusaciones de lavado de dinero de la dictadura contra la Iglesia Católica, que además hizo que el régimen congele las cuentas bancarias de diócesis y parroquias.
Maradiaga explicó que “es imposible que la policía haya encontrado estos supuestos dineros ilícitos en la Diócesis de Matagalpa, porque esa diócesis ha estado, tanto la casa cural como muchas de las parroquias, bajo intervención policial durante los últimos seis meses”.
“Eso es absolutamente inaceptable, pero además es orwelliano. Es ridículo que la misma casa cural, de donde fue sustraído Mons. Rolando Álvarez, ahora se señale como el punto de actos ilícitos”, precisó Maradiaga, deportado a Estados Unidos el pasado 9 de febrero junto a otros más de 200 ex presos políticos, a quienes la dictadura de Ortega también les ha confiscado sus bienes.
Mons. Rolando Álvarez, Obispo de Matagalpa, estuvo secuestrado por el régimen durante meses, antes de ser condenado injustamente a 26 años y 4 meses de cárcel, sentencia que cumple desde el 10 de febrero. Curiosamente, el artículo de Religión Digital no lo menciona.
Por otro lado, en declaraciones a EWTN Noticias el 12 de junio, Félix Maradiaga comentó uno de los últimos ataques persecutorios de la dictadura: la reciente confiscación de bienes que han sufrido los 222 deportados. Para el ex candidato presidencial es, “en pocas palabras, un robo”.
Sobre lo que deben hacer las demás naciones respecto a la dictadura, Maradiaga indicó que “hay que proceder al aislamiento internacional y al desconocimiento de toda forma de legitimidad del régimen” de Ortega.
En su cuenta de Twitter, la investigadora nicaragüense Martha Patricia Molina, autora del informe “Nicaragua, ¿una Iglesia perseguida?”, también cuestionó a Religión Digital.
“@ReligionDigit apoyando a una dictadura que comete delitos de lesa humanidad. ¿Cómo es posible ese tipo de publicación en este espacio?”, se preguntó.
En los últimos cinco años han ocurrido al menos 529 ataques de Ortega contra la Iglesia, y 90 de ellos fueron cometidos en lo que va del 2023, según el informe de Molina.
Entre las agresiones, el documento detalla el encarcelamiento injusto de Mons. Rolando Álvarez e informa de 32 religiosas expulsadas del país, siete edificios de la Iglesia confiscados por el régimen y diversos medios de comunicación cerrados.