La imagen
La Virgen de la Altagracia, también conocida como “Tatica, la de Higüey”, es una pintura que muestra a la Virgen María contemplando con dulzura al Niño Jesús, mientras este descansa apaciblemente sobre el pesebre. Alrededor de ellos aparecen, además, otros elementos que contribuyen a contemplar el misterio de Cristo.
La Madre de Dios, Virgen de la Altagracia, aparece cubierta por un manto azul incrustado de estrellas, y lleva sobre el pecho un escapulario de color blanco. Luce, además, una corona -añadida posteriormente a la pintura original- y doce estrellas rodean su cabeza.
Como se trata de una imagen que evoca a la Sagrada Familia y al nacimiento de Jesús, aparece también la estrella de Belén en la parte superior derecha, mientras que la figura de San José se deja ver por detrás, a cierta distancia, contemplando a su familia.
La imagen tiene 33 centímetros de ancho por 45 centímetros de alto, y desde el siglo XVIII se encuentra enmarcada en oro, piedras preciosas y esmaltes.
Historia
El lienzo pintado al óleo fue traído desde España por los hermanos Alfonso y Antonio Trejo, quienes integraron uno de los primeros grupos de españoles que llegaron a la isla. Ellos se establecieron en la recién fundada ciudad de Higüey (República Dominicana) y entregaron la imagen como un regalo para la iglesia de la ciudad.
En 1572 se terminó de construir el primer santuario altagraciano y, cuatro siglos después, en 1971, fue consagrada la actual basílica que alberga a la imagen.
La Virgen de la Altagracia ha sido coronada en dos oportunidades por dos Pontífices. La primera vez, en 1922, por encargo del Papa Pío XI; y la segunda, en 1979, personalmente por el Papa San Juan Pablo II durante su viaje apostólico a la nación caribeña, cuando visitó la Basílica de la Altagracia ubicada en Higüey.