“Una adicción a la pornografía, como cualquier pecado grave, es una apertura a lo demoníaco”, dijo el P. Rossetti a CNA –agencia en inglés del Grupo ACI– el 30 de noviembre, en una entrevista por correo electrónico.
“Nunca es bueno explotar a las personas como objetos sexuales, lo que hace la industria del porno. Un hábito de pornografía puede ser una puerta abierta a una disfunción sexual cada vez mayor”, agregó.
Las palabras del exorcista contrastan con las del sacerdote alemán Hermann Backhaus, que recientemente contradijo al Papa Francisco al decir que conectar la pornografía con lo demoníaco es un “exageración espiritual”.
Backhaus afirmó en una entrevista que “hay efectos positivos de la sexualidad explícita en relación a la pareja” como “hacer que su vida amorosa se vuelva más viva”.
Agregó que para las personas célibes, “el consumo de representaciones sexuales explícitas puede tener un efecto de alivio”.
Por el contrario, Mons. Rossetti exhortó a no ver pornografía por ningún motivo.
“Una adicción a la pornografía puede destruir matrimonios. Una adicción a la pornografía puede distorsionar la sexualidad de una persona”, dijo.
“La adicción a la pornografía no solo perjudica gravemente al usuario, sino que sustenta una industria multimillonaria que explota a las personas, especialmente a las mujeres y los niños”, agregó.
Mons. Rossetti, de 71 años, ha pasado 30 años trabajando como psicólogo licenciado y ha sido exorcista de la Arquidiócesis de Washington durante más de 15 años.
También es fundador y presidente del Centro San Miguel para la Renovación Espiritual, un ministerio que se especializa en la sanación de aquellos que necesitan liberación.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.