Con una Misa presidida por el Nuncio Apostólico, Mons. Alberto Ortega Martín, los Obispos de la Conferencia Episcopal Chilena comenzaron este lunes su 126° Asamblea Plenaria en la ciudad de Santiago.
Hasta el viernes 18 de noviembre, los Obispos dialogarán sobre la reciente Asamblea Eclesial Nacional, y se centrarán en la siguiente fase del Sínodo convocado por el Papa Francisco, en su etapa continental.
Entre los temas también se encuentra la reflexión sobre el acontecer nacional y el Ministerio del Catequista.
Al comienzo del encuentro, el Presidente de la Conferencia Episcopal Chilena, Cardenal Celestino Aós, afirmó que los procesos sinodales han generando en la comunidad "una experiencia de gozo, de sentir que participaban”.
Al referirse a los Obispos, consideró que tienen “una misión concreta”: “Somos pastores y no solo tenemos que estudiar y dar una opinión cualquiera sobre las conclusiones”.
En esa línea, aconsejó “un discernimiento en la oración y en el Espíritu Santo, para ver cómo seguir adelante y cómo han de ir cambiando nuestras relaciones para que sean más evangélicas".
El Nuncio Apostólico, por su parte, transmitió a los obispos un mensaje de alegría por el hecho de poderse encontrar y por la Asamblea Eclesial, que describió como un momento de gracia.
"Ha sido también la ocasión de animarles a seguir iluminando con la luz del Evangelio la vida social, la situación en la que estamos viviendo”.
Por otra parte, los animó a que sigan llevando adelante “ese trabajo en favor de la Iglesia, que están realizando con gran generosidad, en sinodalidad con toda la Iglesia, caminando juntos”.
El secretario general de la Conferencia Episcopal, Mons. Sergio Pérez de Arce, indicó que durante este encuentro los obispos discernirán sobre los aportes entregados por las comunidades a la Tercera Asamblea Eclesial Nacional, realizada en octubre.
Al respecto, el obispo detalló: “Queremos debatir, escuchar, acoger y buscar, en el fondo, cómo continuamos. No es un proceso que se pueda decir que finaliza, porque la misión y la vida de la Iglesia requiere siempre renovación”.
Al referirse al Sínodo y su vínculo con el proceso que la Iglesia en Chile había comenzado con anterioridad, afirmó que ambos "se interrelacionan" y apuntan a “cómo asumir de mejor manera la misión de la Iglesia”.
Lo importante, consideró, “es ir manifestando avances, caminos de concreción que nos permitan tomar la iniciativa y acordar caminos de renovación”.