“Dios se reveló a Elías en el silencio de una suave brisa. Si eres amigo de un sacerdote, no le quites sus momentos de silencio y de oración”, escribió el P. Hayen en su cuenta de Twitter.
De lo contrario, precisó, “el sacerdote se secará y tendrá muy poco que dar”.
El Papa Francisco, la oración y los sacerdotesLo dicho por el P. Hayen va en línea con lo afirmado por el Papa Francisco el 17 de febrero de 2022, cuando ofreció a los sacerdotes valiosos consejos y reflexiones sobre la oración en su vida sacerdotal.
“Muchas crisis sacerdotales tienen precisamente origen en una escasa vida de oración, en una falta de intimidad con el Señor, en una reducción de la vida espiritual a mera práctica religiosa”, dijo el Papa en el simposio “Para una teología fundamental del sacerdocio”, realizado en Roma.
El Papa Francisco advirtió que “sin la intimidad de la oración, de la vida espiritual, de la cercanía concreta con Dios a través de la escucha de la Palabra, de la celebración de la Eucaristía, del silencio de la adoración, de la consagración a la Virgen, del acompañamiento sapiente de un guía, del sacramento de la Reconciliación, sin estas ‘cercanías’ concretas, en definitiva, un sacerdote es, por así decirlo, solo un obrero cansado que no goza de los beneficios de los amigos del Señor”.
El Santo Padre lamentó luego que con frecuencia, “en la vida sacerdotal se vive la oración solo como un deber, olvidando que la amistad y el amor no pueden imponerse como una regla externa, sino solo como una elección fundamental de nuestro corazón”.
El Papa Francisco destacó que “un sacerdote que reza no es más que un cristiano que ha comprendido en profundidad el don que ha recibido en el Bautismo. Un sacerdote que reza es un hijo que recuerda continuamente que es hijo y que tiene un Padre que lo ama. Un sacerdote que reza es un hijo que se hace ‘cercano’ al Señor”.
El Santo Padre destacó que “perseverar en la oración no solo significa permanecer fieles a una práctica, sino no escapar cuando precisamente la oración nos lleva al desierto. El camino del desierto es el camino que conduce a la intimidad con Dios, siempre que no huyamos, que no encontremos maneras para evadir este encuentro”.
“La oración que como fuego anima la vida del sacerdote es el grito de un corazón quebrantado y humillado, que —nos dice la Palabra— el Señor no desprecia”, subrayó el Papa Francisco.
“Sin amigos y sin oración el celibato puede convertirse en un peso insoportable y en un anti-testimonio de la hermosura misma del sacerdocio”, aseguró.