Modelo y actriz, Magdalena Huberman, nos revela los detalles mas interesantes de su vida.
¿Cómo fue tu infancia?
Soy afortunada porque mi infancia la recuerdo con mucho amor y placer. Crecí en una familia chica pero muy unida, muchos viajes y paseos. Mi mamá es de Córdoba y por tal motivo veraneábamos siempre en la sierra con mis primos, abuelos y amigos de mi vieja. Ir al río, jugar en plena montaña, ver las estrellas y vender manualidades por el pueblo. Un tanto de película pero real y divertido.
Durante el año iba a un colegio de doble escolaridad y después me quedaba a todos los talleres: teatro, música, coro, debate, por citar algunos ejemplos y por eso volvía tarde a casa y me quedaba estudiando ya que siempre fui aplicada y nerd. También hacía jockey así que los sábados mi madre me llevaba de los partidos a mis clases de teatro y de ahí a ensayos. En los verdaderos tiempos libres, mi papá nos llevaba al teatro, a los museos de Buenos Aires y a conciertos de música. Por eso digo que soy una afortunada, estuve siempre acompañada y muy estimulada. Tuve una infancia un tanto particular por tanto estímulo artístico e intelectual y ahora lo agradezco mucho.
¿Cómo encontraste tu vocación?
Mi vocación es quien soy. Suena trillado decirlo así pero es la realidad. No tengo registro de que existiera un momento en mi vida sin arte, sin teatro o música. Siempre estuvo, día tras día. Yo diría que más que encontrarla, fue una decisión, un arriesgarse y jugarse por eso que era tan mío sin haberlo soñado. No puedo imaginar ser otra cosa que actríz. Por eso digo que es mi vocación, porque por supuesto que más de una vez pensé durante mi adolescencia, dedicarme a otra cosa como la psicología o la psiquiatría, (la mente humana siempre me llena de interrogantes) pero esto es lo que soy. Todo lo asocio a la actuación, todo lo pienso con música y encontré en el teatro la forma de cuestionarme cosas que tal vez en el cotidiano son agobiantes de pensar.
¿Cómo influyeron tus padres en tu carrera y en tu vida?
A mis viejos les debo todo y más. Mi mamá ama la música y canta en un coro desde que era niña. Papá es artista, hizo teatro durante su juventud, tocaba la batería y es escritor. Tiene una novela publicada. Pero lo más lindo de ellos, es que eso que aman, nos lo transmitieron a mi y a mi hermana mayor. Desde mis 2 años me llevaron al teatro y nos pusieron en contacto con el escenario. A mis 10 les pedí un teclado y de ahí empecé con el piano y no paré. Me llevaron a todas las clases de arte que quise como cerámica, pintura, canto, musicales, carpintería, piano, baile y las que te imagines.
Los domingos en casa comenzaban siempre con un cd distinto, de algún músico de jazz, rock o reggae. Así me despertaban y después era visitar algún museo e ir a comprar libros. Lo mejor que te puede pasar es ir a un museo con mi papá, sabe muchísimo, te enseña y relata el contexto de cada pintura y artista. Es el mejor guía sea el museo que sea, en cualquier parte del mundo.
Y con respecto a mi carrera, están ahí para aplaudir, para contener, para apoyar y para recordarme que hay que seguir confiando siempre en lo que una tiene para ofrecer.
¿Cuáles fueron tus primeros pasos?
Tuve el privilegio de ir a un colegio en donde prevalece el arte y es por eso que subí a un escenario cuando tenía dos años. Lo tengo en vhs. Siempre una comedia musical diferente. A medida que fui creciendo, empecé a elegir por motivaciones internas y comencé a tomar clases de teatro y actuación frente a cámara. Hasta mis 17 años hice teatro y comedia musical en inglés; en el colegio y con talleres aparte. Aprendí muchísimo e hice de todo. Podría decir que el escenario era algo común de todos los años pero cuando sucedía era lo más hermoso. Era el mejor momento del año. Me pasó algo similar con la música. Comencé teniendo mis clases en la primaria, aprendiendo a tocar la típica flauta dulce hasta que me picó el bichito y le sumé a mis 10 años el piano, mi fiel compañero hasta hoy. Después, en mi adolescencia apareció el clarinete y estuve en la orquesta de la escuela. Como te dije, teatro y música desde siempre.
¿Cómo siguió tu vida?
Cuando terminé el colegio me lancé a esta realidad. El teatro se convirtió en mi motor. Y me fui dando cuenta que es un trabajo de hormiga. Hay que seguir y seguir. Lo hice y lo hago siempre con mucha pasión. Lo que me pasó es que al salir de la secundaria mi vida cambió por horarios y días laborales. Mi grupo de amigas del colegio parecían tener un esquema más organizado y el mío era lo opuesto. Ensayos fines de semana, funciones tarde a la noche, feriados laborales, etc. Adaptarme a eso me costó un poco pero una vez que entendí que la vida del artista es una montaña rusa, me subí y ya ni loca me bajo. Es lo más lindo que hay. Me sorprendo todo el tiempo y ese vértigo me encanta.
¿Cómo fue tu formación?
Como te dije, desde muy chica comencé a tomar clases y seminarios, de acá e internacionales, me fui hasta de campamento artístico a mis 16. Cuando terminé el colegio, ingresé a la Universidad Nacional de las Artes, allí estuve dos años y cambié de facultad. Completé la licenciatura en Artes Escénicas en UADE. Soy primera camada de la carrera. Mientras cursaba en la facultad, tomé clases por fuera de teatro, ballet, canto y por supuesto siempre seguí con piano. Me recibí a finales del 2018. En 2019 continué tomando clases de teatro, teatro físico y sumé clases de neutro y danza contemporánea. Naturalmente siempre me estoy formando, tomo clases todo el tiempo. Es algo que me gusta y disfruto mucho. Ahora por ejemplo, estoy tomando clases de teatro y comencé a aprender a tocar el acordeón.
Es un movimiento constante en donde aprendés cosas nuevas y atravesas desafíos. Además que te cruzas con grandes maestros y conocés artistas que terminan siendo amigos y compañeros en este camino.
¿Cómo te ves en unos años?
Viviendo mi mayor deseo desde que tengo uso de razón. Poder actuar en cine combinándolo con viajes. Me veo viajando y actuando, en español y en inglés. Es tan simple como eso. Lo tengo muy claro. Esa es mi meta y mi mayor objetivo. Por supuesto que si en el camino se suma un compañero, genial. Pero hoy tiene que poder acompañarme en esta aventura que elijo como estilo de vida. Así que la respuesta es actuando por el mundo. Representando a Argentina y también poder mostrarle a las chicas más chicas que ser alta (mide 1,80) y grandota no es un limitante sino, un propulsor.
¿Cuáles son tus proyectos en el futuro inmediato?
Ahora estamos ensayando una obra que la estamos escribiendo a medida que avanzamos con los ensayos. Somos un equipo conformado por tres hermosas personas. Esta mi compañera Milagros Martino y el genio de Ariel Perez Di María. Esperando que me confirmen Microteatro para septiembre con otro grupo de talentosos.
En enero creo, se estrena una serie por HBO en dónde participo. Se llama Felices los Seis y está dirigida por Diego Kaplan, actuada por Nico Furtado y Delfi Chaves.
¿Cuál es tu mayor sueño, ese que sólo le contarías a tu familia?
Puede que suene un tanto cursi pero me encanta serlo de vez en cuando, es que los sueños más profundos, me gusta compartirlos en general. Creo que lanzarlos al universo les da ese impulso que necesitan para volverse realidad. Lo que más deseo es convertirme en eso que soñé desde que me enamoré del cine. Ser actriz hasta el día que me muera. Vivir de esto, conocer el mundo y otras realidades que sólo la representación me permitiría transitar. Ser actriz también implica conocer personas todo el tiempo y poder transmutar en otros. Por eso este es mi mayor deseo, el actuar y vivir de ello. La felicidad en sí es un tanto idílica pero sentirse plena le pasa muy cerca.
Y leer esta nota en algún tiempo y decir, lo he logrado.